Oaxaca.– El descarrilamiento del Tren Interoceánico el pasado 28 de diciembre, que cobró la vida de 13 personas y dejó 98 heridos, ha revelado una presunta red de tráfico de influencias que operó en las sombras de la construcción.
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Eran las 9:28 horas cuando el convoy, que circulaba entre Nizanda y Chivela, sufrió un fallo catastrófico. Una locomotora perdió el contacto con las vías, provocando el desplazamiento de cuatro vagones. Uno de ellos se precipitó por un talud de más de seis metros de profundidad.
Entre las víctimas fatales se ha confirmado la presencia de una niña de 6 años, una estudiante de 15, un periodista y un profesor jubilado junto a su esposa. La Secretaría de Marina ha tomado control de la caja negra del tren.
La tragedia ha reactivado las alarmas sobre la red denominada “El Clan”, integrada por amigos y familiares del expresidente López Obrador. Audios revelados sugieren que el Tren Interoceánico fue utilizado bajo un esquema de negocios idéntico al del Tren Maya.
Amílcar Olán, el empresario, amigo cercano de los hijos del expresidente, detalló en grabaciones cómo se involucró en la rehabilitación de vías y la explotación de minas de balasto en Oaxaca.
Gonzalo “Bobby” López Beltrán fue señalado como el operador encargado de supervisar la obra y asignar “frentes” de trabajo a Olán, a pesar de que su labor fue calificada oficialmente como “honorífica”.
“Cuando se descarrile, ya va a ser otro pedo”
Uno de los puntos más críticos de la investigación de la FGR se centra en el balasto (la piedra que sostiene las vías). Audios filtrados muestran a Pedro Salazar Beltrán, primo de los hijos del exmandatario, burlándose de los controles de calidad y sugiriendo sobornos para evitar pruebas físicas y químicas del material. En una frase que hoy resuena con crudeza, Salazar afirmó: “Ya cuando se descarrile el tren, ya va a ser otro pedo”.
A pesar de la magnitud del evento, el acceso a la información sigue obstaculizado. El Ejército Mexicano ha clasificado como “reservado” el contrato con la empresa Construcsol, vinculada a esta red, argumentando procesos judiciales en curso.
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Mientras las familias en Oaxaca esperan justicia, la Fiscalía General de la República deberá determinar si la negligencia criminal y la corrupción en la compra de materiales de baja calidad fueron las causas directas de que el Tren Interoceánico terminara fuera de las vías.
