Analizando ando
Carlos Manzo Rodríguez, alcalde independiente de Uruapan, cayó asesinado la noche del 1 de noviembre mientras convivía con familias en el Festival de Velas, una celebración que pretendía iluminar la esperanza en una ciudad asediada por el crimen. Pero la luz se apagó a balazos. Seis impactos de arma de fuego terminaron con la vida del edil, quien había pedido públicamente “ching***zos” contra los delincuentes, no abrazos.
El del Sombrero que no se agachó
Conocido como “El del Sombrero”, Manzo no era un político tradicional. En entrevistas y actos públicos, exigía armas para enfrentar al narco, denunciaba la impunidad y se burlaba de la narrativa oficial de “abrazos, no balazos”. Su discurso era incómodo, pero resonaba en una ciudadanía harta de la violencia. No era un mártir por vocación, pero sí un hombre que entendía que gobernar Uruapan implicaba caminar sobre pólvora.
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¿Quién protege a los que nos protegen?
El asesinato ocurrió minutos después de que Manzo inaugurara el encendido de velas y posara para fotos con niños. Dos agresores fueron detenidos y uno abatido por sus escoltas. Pero la pregunta persiste: ¿por qué un alcalde que había solicitado apoyo por amenazas evidentes seguía expuesto? ¿Cuántos funcionarios más deben morir para que el Estado reaccione?
La política del miedo como norma
La ejecución de Manzo no es un caso aislado. Es parte de una tendencia alarmante: alcaldes que enfrentan al crimen sin respaldo, comunidades que normalizan la violencia, y gobiernos que administran el silencio. En Michoacán, la línea entre autoridad y vulnerabilidad se ha vuelto difusa. Y cuando un alcalde muere por decir lo que muchos piensan, el mensaje es claro: el miedo gobierna más que la ley.
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De la indignación a la exigencia
Carlos Manzo no será recordado por sus promesas, sino por su osadía. Su muerte exige más que condolencias: demanda justicia, protección institucional real y una política que no castigue la valentía. Porque si los que se atreven a enfrentar al narco caen sin consecuencias, ¿quién queda para defendernos?
